Como vamos descubriendo a medida que avanzamos en la senda del auto-conocimiento, las distintas influencias astrológicas y energéticas de estos tiempos de abruptos cambios, nos colocan una y otra vez, ante misterios y verdades veladas que tratamos de interpretar gradualmente con nuestra creciente y novedosa percepción consciente.
Tras el gran acontecimiento del solsticio de invierno, una especie de “parada obligada” nos ha empujado a muchos a percibir nuestro entorno, nuestra realidad, nuestro crecimiento como si de pronto hubiera sucedido un gran salto atrás en todo lo aprendido o trabajado, como si nuevamente nos encontráramos al inicio del despertar y de la búsqueda que empuja nuestros pasos.
Maravillados durante muchos meses con el gran despliegue metáfisico de los mundos solares y sus contactos, nos sumergimos ahora en el silencioso encuentro con el vacío, con el profundo despertar de aquello que es innato y no está sujeto a susurros externos ni a viajes ancestrales, y que de forma aparente envuelve nuestra percepción de una misteriosa y silenciosa oscuridad.
La dualidad inherente de nuestra experiencia álmica en la tierra, crece produciendo una “crisis de reorientación” donde los principios solares ampliamente radiados durante los períodos anteriores han producido la “actividad” de los mundos inferiores, que han dejado su “sumisa captación” para iniciar su dinámica radiación hacia los mundos superiores.
Así, durante un periodo de tiempo, los buscadores y pioneros de los nuevos tiempos, nos vemos empujados al retroceso y a la reorientación en el sendero, donde dice el antigüo comentario “que el cielo se oscurece”, permitiendo que se inicie el trabajo inverso, donde los centros inferiores y vehículos de expresión del Alma, deben producir un cambio del foco de fuerza para la distribución de la energia entrando en una actividad radioactiva que debe devolver lo recibido a modo de dinámicas y magnéticas corrientes eléctricas.
El impacto de este cambio donde la fuerza de la personalidad y el magnetismo físico ha de capacitarnos para responder al desarrollo latente del mundo del Alma, mientras a su vez las influencias radioactivas de los centros inferiores nos conducen a la interactuación de las energias ocultas e inesperadas de las posibilidades emergentes, es parte de la “preparación” que como miembros de la familia humana debemos llevar a acabo para comenzar a actuar como entidades espirituales.
La preparación para el manejo de las fuerzas duales que actúan a través de nuestros centros sensoriales, la purificación de las fuerzas densas y etéricas que han de producir el escenario de perfecto anclaje de una sobresaliente consciencia acuariana y la capacitacion psíquica que ha de permitirnos responder ala influencia de la radiación magnética de la Jerarquia espiritual y Shamaballa, nos coloca en estos tiempos en un im-pás de aparente desconcierto sobre nuestros siguientes pasos.
La transmutación y la reorientación que el fuego igneo y la creciente hipersensibilidad a los sistemas y dinámicas superiores produce en la percpeción inidividual, es parte del impactante cambio y transformación de la conciencia, que despliega su naturaleza grupal, su fuerza centralizada y la poderosa transmutación del deseo en voluntad divina.
Así este proceso de repolarización del trabajo y de la percepción dual hacia el divino enfoque y énfasis en las corrientes de la espiral superior, pasa obligatoriamente por el retroceso y el cambio de la actividad inteligente y el conocimiento a su reflejo inverso en el campo emocional, donde las ideas intuidas, deben sumergerse en el mar astral, “en el oceáno de la materia que circula alrededor del Alma del Hombre”.
Este cambio de la actividad y dinámicas de los centros de los hombres, ha de producir un cambio de las fuentes emanentes y radiaciones posteriores, que debe conducirnos a la meta de la fusión y la síntesis tanto de las fuerzas físicas (etéricas y densas) las fuerzas emocionales (los pares de opuestos) y las fuerzas mentales (el Ángel Solar y el Guarda del Umbral).
Fluir en la naturaleza sencilla del entorno, aceptando que las transformaciones y el sacrificio de los reinos lunares son semillas de divinidad solar para un trascendental cambio en nuestro Ser, caminar descubriendo cada poderosa sincronia redescubriendo los modos y reenfoques de nuestras capacidades, y comenzar a manifestar la fe y la creencia en nuestra divina manifestación interna…Nos permitirán encontrar en esta parada, en este paso atrás en el sendero, la fuerza motriz que ha de conducirnos a la manifestación plena de la vida y la existencia.
Ser el todo que emerge silencioso…ser la inmanifestación que crece gloriosa a la existencia…ser quien no conoce, ser quien no impone, ser quien se entrega al misterio de la vida, nos permitirá sobrellevar esta crisis reorientativa donde un mundo nuevo y una nueva raza, comenzará a dibujar el regreso al mismo centro.
En el privilegio de servir:
Namasté
Anabel.C.Huertas
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