Muerte y resurrección. Principio y fin, aunados en la bella expresión del misterio.
Donde muere el pasado se abre el inconmensurable presente donde la trascendencia es el milagroso encuentro de la transformación.
Punto cero del sol en cáncer. Agua y fuego, cielo y tierra, el revelador encuentro de la vida más allá de las coordenadas de una experiencia de cíclica que se renueva, que se deja morir para crear el nuevo centro que se expande. Las fuerzas ancestrales concentradas en el inminente encuentro de la vida y de la muerte,del vital tránsito hacia la auto-conciencia hacia el despliegue de un inmenso reencuentro con la divina esencia que fundamenta el latido universal.
Agua viaje eterno del amor en sus distintas mareas e inclinaciones, emoción, deseo, aspiración, fraternidad, servicio Salvación, bautismo de la nueva vida, iniciación de la semilla cósmica que mantiene unido por lazos sagrados el renacer constante del ave fénix.
Fuego, poder, causa suprema del Principio proyectado en un sinfín de formas de inexorable belleza, muriendo y naciendo en el impulso interno de la existencia, en la simbiosis sintética de la Gran Existencia.
Agua ignea para el nuevo hombre. Agua de fuego donde el ritual divino del trascendente encuentro del Padre y de la Madre se hace vida.
Silencioso renacer de la fuerza. Profunda muerte de la inercia. Dinámicas del fuego de la vida que se expresa, en la danza ancestral del día y de la noche.
Diosa soy portando el símbolo del Padre.
Aliento del Espíritu, morada del hombre…cimientos de un universo donde la entrega y la muerte de todos mis sentidos levanta al cielo la Voluntad realizada.
Iniciación y bautismo de agua y fuego. Templo y Dios de la nueva vida, muerte y ranacimiento del Nuevo hombre.
Namasté. Feliz solsticio!
Anabel.C.Huertas
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