El salto cualitativo hacia una mente solar se manifiesta como reflejo en los cielos durante el fuego equinoccial.
Las semillas del trabajo consciente florecen dando lugar al novedoso estado de percepción espiritual que Aries “la visión” derrama con su influencia sobre la tierra.
El pentágono de trígonos planetarios reflejados por la Luna durante el resurgimiento hacia la luz del equinoccio, nos muestra que muchas de las energías de este evento logóico planetario, están destinadas a “ejecutar y manifestar” regándonos con fuego líguido (semilla del trabajo del 21/12) una nueva tendencia e influencia reveladora de la mente.
La luna, espejo de la personalidad, se encuentra en trígono con Mercurio, Saturno, Neptuno y Quirón.
El escenario para el trabajo de asentamiento del resurgimiento de la mente intuitiva nos lo otorga Mercurio (el mensajero de los dioses) que susurra su influencia a través del espejo lunar, llegando a acariciar la personalidad que toma el mando de la armonía entre sentimiento, pensamiento y acción.
En este escenario de consenso y unidad, Saturno nos revela una paz psicológica reencontrada, donde todos los vehículos empiezan a germinar en la confianza hacia el poder interno, hacia la unidad energética que permite la reconexión con las energías arquetípicas que trascienden la forma revelando la 5ª Esencia liberada, que es capaz de entregarse con pasión a los misterios de su propia divinidad.
Neptuno nos baña con un principio de coherencia. La sanación de Quirón en los niveles inferiores produce un armónico vínculo con la fuerza inercial e instintiva, quien aceptada y reconocida en acción de amor, se sacraliza y se entrega a su propia transmutación para convertirse en la potencia y la energia creadora de un nuevo modelo del Ser.
Neptuno y su principio coherente crea la dinámica de la personalidad que aprende la gestión positiva de los recursos, de los principios energéticos y multidimensionales emergentes, donde las capacidades extrasensoriales de las recién estrenadas experiencias álmicas pueden ser dirigidas y enfocadas hacia la liberación de la totalidad capaz de transitar las sendas de la unidad y la co-creación dimensional.
La conjunción del Sol con Marte nos aporta una fuerza vital renovada capaz de fortalecer y rejuvenecer el mundo físico que ha de renacer y reconectarse a su capacidad de conductor de las más altas frecuencias. Este renacimiento celular y molecular permite la progresiva sutileza de los campos etéricos mientras a su vez dinamiza el organismo hacia su nueva tendencia de transmisor en el campo de la hipercomunicación dimensional.
Marte en Aries (gobernador de la cabeza) va a producir una sobreabundancia de energia que actuará sobre el cerebro y la glándula pineal haciendo brotar la semilla del sexto sentido, generando el desarrollo de “otro modelo de comunicación” entre los bioritmos internos y los bioritmos superiores de nuestro Ser.
La conjunción del Sol con Venus, en su conexión como conciencia superior de Gaia, sigue regando la semilla crística emergente con su capacidad de fluir, embellecer y gozar de los tránsitos reveladores de la mente. Con su influencia y dinámica y con su amoroso servicio al reino de quien es custodio, Venus sigue arropando nuestro amor trascedental, dejándonos sentir cada vez más cerca su influencia, permitiendo que el gran escenario de 2º rayo sea uno en nosotros y en el universo que encarnamos.
De camino a la Luna del “Grial” el equinoccio brota en la humanidad y en la tierra con el soplo divino de la revelación, que pasa de ser la promesa a la certeza de un hermoso florecimiento de la nueva fraternidad en la tierra.
El trabajo, en una reconectada “visión de luz interna” nos regala la paz del desapego de quien es sin comprender, de quien ve más allá de la limitación, de quien siente la unidad intrínseca con el cosmos y se deja llevar por el estimulante viaje hacia el propio misterio.
Nuevas experiencias, nuevas sincronias, nuevos lenguajes y dinámicas esenciales hacen resurgir la fuerza del Ángel de la Presencia, en cuya energia liberada todo es creado y donde los escenarios del Alma y el Fuego de la alquimia humana, se realizan en un sagrado viaje de retorno al centro de la existencia pura.
“Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz”
Namasté
Anabel.C.Huertas
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